Qué bien me lo paso cada vez que voy a Andalucía. Mis abuelos cordobeses me transmitieron siempre el amor hacia esa tierra tan llena de luces, colores y mar. Tengo todavía familiares y conocidos allí que siempre hablan de la gran suerte que tienen de poder vivir en ese pedacito de tierra que, aunque no siempre sea fácil, disfrutan de una vida tranquila y agradable. Es el final de Europa (que no se me enfaden los canarios) y por ello es un lugar mágico y muy acogedor. Así que cuando me llamaron desde el colegio PuertoBlanco de Attendis en Algeciras para dar una formación a niñas y padres, no me lo pensé dos veces.
La experiencia no ha podido ser mejor. Durante un día, estuve hablando con las chicas de 13 años acerca del reconocimiento de las sensaciones ligadas a emociones en su día a día: tristeza, dolor, duelo, necesidad de aprobación, decepción, cansancio.
Para ello, utilizamos las referencias culturales como las canciones, películas, referencias a series e identificamos cuáles creíamos que eran las que habíamos sentido durante la semana. Después llegaron sus padres y repasé con ellos cómo afrontan la vida sus hijas y cómo ayudarles a tener un bienestar emocional gracias a las conversaciones en familia.
La gestión emocional me parece esencial en esta edad adolescente en la que existe tanta confusión interna. Hablando con las chicas me di cuenta de que la etapa adolescente es como una transición entre la infancia y la expresión emocional desde la vulnerabilidad más natural y orgánica hacia la edad adulta en la que se entra en un mundo donde la expresión emocional está unida a la madurez y se asocian esas reacciones fisiológicas a comportamientos inmaduros. Esto es lo que después nos puede llevar a una confusión interna de cómo vivimos la experiencia emocional de nuestras vivencias y nos lleva a mucha confusión y dolor.
En el mundo de los chicos, los problemas han sido mayúsculos. Por suerte, ya nos hemos dado cuenta de que asociar “lo varonil” a la falta de expresión emocional ha hecho mucho daño a varias generaciones de hombres (y a las mujeres que compartían su vida con ellos). Las nuevas masculinidades, libres de tabúes emocionales, están teniendo cada vez más espacio en el mundo audiovisual. Se deja atrás la masculinidad tóxica y ya se ven, en series y películas, hombres capaces de expresar emociones y sentimientos. ¡Y con capacidad de ser amigos de las mujeres desde la igualdad! Para leer más sobre la masculinidad tóxica, SModa escribió un artículo donde podías reconocer siete ejemplos en tu día a día.
Desde hace tiempo me estoy fijando mucho en el prototipo de hombre millennial del que hablan en las series. No tiene nada que ver con lo que llamaríamos “macho” a simple vista y, sin embargo, esta nueva masculinidad se siente y se vive también desde lo varonil. Un hombre nuevo, sin miedo a ser sensible, tímido, a su vulnerabilidad. Y ellos son ya los protagonistas. Parece que el antihéroe es ahora el héroe. Por poner un ejemplo, tanto James “Te End of the Fxxx World” y Otis de “Sex Education” representan para mí el nuevo hombre. Qué felicidad, ¿no?
Educar a los jóvenes a ganar más consciencia acerca del “qué me pasa y qué siento” y sobre todo de “cómo lo expreso” es garantía de salud mental tanto en las instituciones educativas como en la familia y en las relaciones de amistad.
Y por todo esto me encanta mi trabajo. Gracias por leer hasta el final, animal emocional.